viernes, 30 de septiembre de 2011

"Creciendo A Traves del Espejo"

Ya, esta es una historia que comence a escribir a las cinco de la mañana, me sentia muy inspirada, hace tiempo que no escribia este tipo de cosas, nose porque lo hice, supongo que tiene mucho de mi, pero como siempre a mi no me gusta lo que escribo, espero que mi lector favorito me de su opinion, aunque hace tiempo que nose nada de ti, y la verdad es que te extraño mucho, solo espero que te encuentres bien, bueno, con cosas encima, en pocos dias presento mi examen de titulo, esta foto me la tome aller cuando me probaba el vestido que usara para el matrimonio que me invito un amigo mio, me acoste a las siete de la mañana escribiendo esta historia, soñe con una parte de ella y recuerdo haber llorado, es extraño, pero bueno, son muchas cosas, ahora me retiro, espero que se encuentren todos bien... Y si alguien llega a leerla, espero que me de su opinion. Me retiro. bye






Era un día desolado, donde los arboles dejaban caer sus sombras, el viento soplaba y en algún rincón existía un sonido que sonaba levemente en los oídos de la gente, simplemente una chica que caminaba a pasos lentos, dejando escapar un agudo silencio, una profunda respiración, se podían escuchar los latidos de su corazón tan perfectamente, como el sonido del viento al pasar, como el sonido de las cuerdas de un fino violín tocando en lo profundo del día, las calles se encontraban desiertas, el cielo se tornaba de un color gris, no habían mas augurios, no cabían más personas en estas calles angostas, ella seguía caminando al fondo y al borde del abismo, como si quisiera irse muy lejos donde nadie pudiera encontrarla, la tarde caía sobre un ocaso gris y el silencio inundaba cada rincón, no quedaban mas palabras, ni siquiera para ella, ella era una desconocida en estas calles desiertas, como si hubiera salido de un abismo de cristal, donde las paredes que la hubiesen encerrado antes no fueran más que un impedimento, se acerco al borde del abismo, estiro sus manos hacia el cielo, cerro sus ojos y dejo que el viento despejara todos y cada uno de sus pensamientos, se sintió extraña, abrió los ojos y vio un reflejo de su mente, un pensamiento idealizado frente a sus ojos. Seguramente era un producto de su imaginación, intento batirse con el viento, ser uno mismo con el viento y con su propio cuerpo, intento formar parte de una naturaleza que no le pertenecía, se refresco entre las brisas y las hojas de los arboles, se quedo acariciando las verdes hierbas que se encontraban ante sus pies descalzos, contemplo las montañas y aquellos horizontes que se aproximaban frente a sus ojos, sintió deseos… Unos deseos potentes que nunca antes había sentido, sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo, como si un rayo eléctrico le hubiese caído encima, cerró los ojos una vez mas y estiro sus manos hacia arriba, hacia el sitio donde ella quería llegar pero que seguía contemplando desde lejos. Al abrir los ojos se vio ante los ojos de una oruga, la oruga la miro y ella se perdió entre sus pequeños ojos negros y perfectamente resplandecientes como el sol, como si las llamas de fuego estuviesen bailando dentro de esos pequeños ojos de la oruga. La chica la miro detenidamente, pasaron segundos que a ella le parecieron secuencia de minutos, finalmente la oruga le hablo


- ¿Lo sientes tú también? – pregunto la oruga mirándola con determinación- ¿verdad?
- ¿Qué cosa?
- Ese deseo impenetrable de poder volar
- Si –asintió la niña- es un deseo de lo más profundo del corazón
- ¿Por qué no te lanzas a intentarlo?
- Porque yo no puedo volar como las aves
- Si puedes –contesto la oruga- este es el sitio que tú has creado
- ¿Yo? –se sorprendió la niña- yo no puedo haber creado nada de lo que aquí existe
- Este es tu mundo –contesto la oruga- nada malo te pasara si confías en ti
- ¿Cómo es posible? –pregunto la niña- es mucho para alguien de mi talla
- Nada es imposible –contesto la oruga- solo es imposible si tu lo crees
- ¿En dónde estamos?
- En el país de los sueños
- ¿Los sueños?
- Ese sitio donde existe el punto de estar medio dormido y despierto –dijo la oruga- ¿lo has olvidado?
- ¿Olvidado? –se pregunto la niña- ¿He estado aquí antes?
- Siempre has estado aquí –contesto la oruga- tu siempre has pertenecido a este mundo
- Pero si yo solo conozco el mundo donde todos viven
- ¿Puedes ver a alguien más en estas calles? –pregunto la oruga- eres la única humana aquí
- No –negó la niña- no puedo ver a nadie más que nosotros dos
- Eso es porque te has olvidado de todos –dijo la oruga- de todos menos de mi
- ¿Por qué olvidaría a todos?
- Porque tú, ya no eres tu
- No comprendo señor
- Has olvidado quien eres y así olvidaste a todos
- ¿Podría ayudarme a recordad? –pregunto con intriga la niña- ¿Cómo puedo olvidar a quienes no conozco?
- Porque te has olvidado de ti misma –respondió la oruga- te has olvidado de ti, de tus sueños, de todo, no te atreves ni siquiera a volar
- Pero si yo no puedo volar –dijo la niña con impaciencia- yo no puedo volar como las aves
- Niña –dijo detenidamente la oruga- mira a tu alrededor, aquí no hay nadie más que tu y yo, antes de que yo te acompañara estabas tú sola –dijo la oruga tomando un poco de aliento- yo aparecí frente a tus ojos solo por tus deseos desesperados de querer volar y llegar a tocar el sol
- ¿Cómo sabe que deseo tocar el sol? –pregunto la niña- ¿Puede usted leer mis pensamientos?
- No pequeña –negó la oruga- yo soy tus pensamientos
- ¿Cómo es posible eso? –pregunto la niña- eso no es posible
- Esto no es un juego de palabras pequeña –dijo la oruga- ¿Qué edad tienes?
- Yo, he bueno… -balbuceo la niña- no lo recuerdo –dijo la niña- no puedo recordar ni siquiera mi nombre
- Te estás olvidando de quien eres –dijo la oruga- y de esa forma estas desapareciendo todos y cada uno de tus sueños
- Yo, no me siento bien
- Tú no tienes idea de quién eres –dijo la oruga- pero yo si te conozco bien
- ¿Cómo puede usted saberlo? –pregunto la niña con preocupación- si yo no lo había visto nunca a usted
- Porque yo soy tus pensamientos –contesto la oruga- tienes que recordarlo, este es tu mundo, tu materializaste tus pensamientos en mi –dijo con tristeza la oruga- pero tus temores fueron aun mas fuertes y te olvidaste de todo esto –menciono la oruga mirándola directo a los ojos azules color mar de la chica- te fuiste cuando la oscuridad opaco este mundo y fue porque tienes miedo de crecer –dijo la oruga- tienes que recordarlo
- ¿Miedo de crecer? –pregunto intrigada la chica- ¿Por qué?
- Eras muy feliz siendo pequeña y viviendo sin preocupaciones –dijo la oruga- pero tus miedos comenzaron cuando cumpliste una cierta cantidad de años –dijo con un tono de tristeza aun mayor- luego arrancaste todas las páginas de tu libro y las lanzaste lejos en el valle del olvido. Todo este mundo desapareció y la oscuridad lo opaco, tu atravesaste los cristales de aquel espejo que conecta este mundo de los sueños con el espejo de tu habitación y nunca más regresaste –la miro con sus pequeños ojos negros resplandecientes- hasta este momento que regresaste
- No –negó la niña- no puede ser cierto, yo sigo siendo una niña, mira mi tamaño
- El tamaño no importa –dijo la oruga mirándola directo a sus ojos como el mar- tu puedes tener el tamaño que desees, aquí sigues siendo una niña, pero en el mundo real eres mayor
- No –negó la niña- yo tengo, tengo… -balbuceo- no lo recuerdo –dijo- ¿Por qué?
- Porque tienes miedo –dijo la oruga- tienes miedo de crecer y darte cuenta de que estas preparada
- ¿Preparada? –pregunto la chica- ¿Para qué?
- Estas preparada para superar tus miedos y dejar tu niñez atrás –dijo la oruga- estas lista para dar otro paso hacia un mundo distinto y transformar tu mundo de sueños en algo más grande
- No –dijo la niña- no sé en qué lugar estoy
- Tienes que recordarlo
La chica cerro sus ojos lo más fuerte que pudo, intento ir hacia lo más profundo de su memoria, recorrió cada uno de los recuerdos vividos hasta aquel momento de comenzar su conversación con la oruga, quien la seguía observando con sus pequeños ojos negros, la niña comenzó a sentirse un poco desorientada entre tantas palabras y tantos momentos indispensables, se sentó entre las verdes hierbas, de pronto una fina lluvia comenzó a caer por el lugar, la chica no se movió, se mantuvo en el mismo sitio en compañía de la oruga, busco en lo más delicado de su mente, hasta que finalmente se vio a si misma, una niña de cinco años… Viviendo una de las peores experiencias de su vida, aterrada por la locura y cosas que su pequeña mente no pudo soportar.
La niña se encontraba en las manos de un desconocido, el aliento se le acababa, como pudo se zafó de aquel ataque físico y mental, algo que la traumaría y la perseguiría para toda su vida, corrió lo más lejos que pudo, se introdujo entre un bosque en el cual se sitio segura, se escondió entre los huecos de unos árboles, se miro y sintió un poderoso sentimiento de odio contra todo lo que la rodeaba, agarro un pequeño cuaderno que siempre llevaba con ella, y comenzó a tranzar líneas indefinidas para todos lados, sin darse cuenta confecciono un pequeño espejo, lleno de detalles, de un marco fino, pero con curvas, con pequeños detalles específicos en las orillas, una vez que termino de dibujarlo, en la parte superior de el comenzó a dibujar un hada, un hada de alas muy hermosas, con un bello vestido color azul marino, una vez que lo termino, en la parte inferior dibujo una oruga, una oruga de pequeños ojos negros y cuerpo amarillo, luego en el lado izquierdo dibujo una media luna, la coloreo entre azul y gris y en el lado derecho del espejo dibujo una serpiente color verde oscuro, una vez que tuvo el espejo diseñado y completamente listo, cerro su cuaderno, se tranquilizo y regreso a casa.
La niña regreso a su casa, sus ojos color azul como el mar, se encontraba hinchados por haber llorado mucho mientras dibujaba aquel espejo, al ver su madre le mostro el dibujo, un par de días más tarde, su madre le había regalado el espejo con aquel diseño que ella misma había confeccionado, una débil sonrisa se le dibujo en el rostro, la niña se quedo sola en su habitación aquella tarde, no tenía ganas de salir a jugar con su amiga, fingió estar enferma, se encerró en su habitación, tomo su cuadernito y comenzó a dibujar montañas, lagos, ríos, arboles, bosques, océanos y muchas cosas que provienen del ambiente natural, coloreo toda la tarde, hizo una pausa y se recostó en su pequeña cama, pero su cama no era cualquier cama, tenía un pequeño detalle en la parte superior de ella, en aquel respaldo se encontraba la figura de un violin, un violín tallado en el respaldo superior de su cama, la niña miro el techo de su habitación durante mucho rato, cerro sus ojos y comenzó a tener imágenes sobre las cosas que había estado dibujando, de pronto se despertó de un salto de la cama, se levanto y se acerco a su pequeño espejo, se vio reflejada en el, algo paso en aquel momento, se quedo largo rato mirando en su interior, como si algo fuera a pasar, sin darse cuenta poso una mano en el espejo y un agujero de cristal se abrió en aquel instante, sintió un frio hielo recorrer todo su cuerpo, sintió como si todo su cuerpo se comprimiera en un solo lugar, al introducirse a través del espejo, comenzó a escuchar una fina melodía, una melodía suave y delicada, agudizo su oído para intentar saber de qué se trataba, finalmente se dio cuenta de que eran las finas cuerdas de un violín, su melodía era melancólica y triste, pero dentro de todo era tranquilizante y sintió su cuerpo como esparcirse en un millón de partículas, de pronto todo se detuvo, se miro nuevamente a través del espejo, pero ya no se encontraba en su habitación, se encontraba en otro lugar, un mundo distinto, el sol se posaba en lo más alto del horizonte, su luz era tan potente, como si nunca existiera la oscuridad en aquel hermoso lugar, el agua cristalizada de los ríos daban otra perspectiva en aquel mundo, el aire, los arboles, todo era diferente, todo lo que existía en aquel sitio era diferente y se apreciaba con otros ojos, dando una riqueza interior a todo lo que en ese sitio existía.
La niña comenzó a caminar sin dirección, su mirada se encantaba y su rostro comenzaba a iluminarse nuevamente, como si aquel recuerdo de un par de días atrás nunca hubiese existido, como si todo lo que le habían causado ese par de horas se hubiese esfumado con el aire y evaporado como la niebla, todo era más verde y mas azul en donde miraba, sus rubios cabellos se mecían con el viento y su cuerpo se sentía tan vivo como nunca antes se había sentido en toda su vida, podía sentir muchas cosas que en aquel momento eran difíciles de explicar. El tiempo se hacía cada vez más escaso, ya que sus recuerdos se iban volviendo borrosos, de pronto la chica abrió sus ojos repentinamente.
Se encontró allí sentada en el mismo lugar por donde había entrado la primera vez, pero todo era distinto, todo había cambiado, el sol ya no brillaba con la intensidad que antes, la lluvia seguía cayendo sobre aquel mundo diferente, pero todo se había vuelto más triste, las sombras habían caído sobre aquel sitio, la niña miro todo detenidamente, y finalmente volvió a caer en esos pequeños ojos negros de la oruga de cuerpo amarillo que la observaba tan atentamente, pero la niña ahora se sentía diferente, su respiración se había agitado, su cuerpo se había acelerado con solo recordar todo aquello que había habitado en un pequeño rincón de su mente, todo era distinto, se sintió extraña, se sintió invadida de miedos, inquietudes, dudas y muchas preguntas que su mente comprimida en aquel instante no podían responder, no entendía nada, solo sabía que había regresado a aquel lugar tan extraño, aquel lugar donde ella misma había abierto ese portal, ese portal cristalizado, pero no sabía cómo ni cuándo había sucedido.

- ¿Bien? –pregunto la oruga con intriga- ¿Ya lo recordaste?
- Si –asintió la niña- pero, no del todo –dijo la niña- recuerdo haber abierto un portal y haberte dibujado en mi pequeño cuaderno a mis cinco años
- ¿Qué edad tienes ahora? –pregunto la oruga- ¿Puedes recordarlo?
- Yo tengo… Tengo… -balbuceo la pequeña- no puedo recordarlo
- ¿Por qué temes a recordar las cosas?
- Porque siento que existe una pared entre mi memoria y mis recuerdos
- ¿Por qué? –pregunto la oruga- ¿Por qué te sucede eso?
- No estoy segura de nada
- ¿Puedes recordar algo más de este lugar?
- No –negó la niña- no puedo
- ¿Recuerdas que otros detalles diseñaste en tu cuaderno? –pregunto la oruga- en el espejo que dibujaste en tu cuaderno, ese espejo que ahora pertenece a tu habitación
- Si –asintió la niña- recuerdo haber dibujado un hada en la parte superior, con un vestido color azul marino, una oruga de pequeños ojos negros y cuerpo amarillo, en la parte inferior, en el lado izquierdo dibuje una media luna de color azul y gris y en el lado derecho del espejo dibuje una serpiente color verde oscuro
- ¿Sabes por qué hiciste esa clase de detalles en tu espejo?
- No –negó la niña- no puedo recordarlo
- ¿Por qué? –pregunto con un hilo de voz lleno de tristeza- ¿Por qué?, dime
- Me duele la cabeza


La niña miro el cielo y nuevamente se sintió comprimida, recordó esos deseos tan grandes que tenía en su interior por querer volar, aquel sentimiento tan fuerte que comprimía su mundo interno, cerró los ojos y cayó al piso ligeramente, sintió las verdes hiervas tocar todo su cuerpo húmedo por la lluvia, sintió la tierra, el aroma, las hojas de los arboles caer sin parar, se quedo allí sin dar ningún otro aliento, sin sentir nada mas, sin saber porque, se quedo allí en compañía de la oruga que hacia todos los esfuerzos posibles para que la niña recordara porque estaba allí, porque había desaparecido, porque todo se había vuelto como estaba ahora…
La niña se introdujo nuevamente entre sus pensamientos y volvió a aquel momento donde tenía cinco años, en aquel instante en que trazo esas líneas y diseño aquel espejo en su cuaderno, dibujo una oruga que representaba sus pensamientos, porque así es como ella se sentía, como una oruga pequeña ante el mundo, que se arrastraba e intentaba luchar contra todas sus fuerzas poder ser alguien más, como una oruga que vive en la tierra con el sueño de alguna vez poder volar, por esa razón se encontraba en la parte inferior del espejo.
Dibujo un hada en la parte superior del espejo, ya que representaba la magia que toda niña tiene y sueña cuando es muy pequeña, representa aquella magia que hace que tus sueños se vuelvan mas fuertes a cada segundo, esa magia que te hace creer en algo y aunque sabes que nunca existirá, te impulsa a darle una esperanza y un significado a alimentar todos y cada uno de tus sueños, y sus detalladas alas, son porque ella se convertiría en un hada algún día y volaría hasta poder alcanzar y ese radiante sol poder tocar.
Dibujo una luna en el lado izquierdo del espejo, representando la belleza interior y exterior, la luna es un símbolo de la naturaleza, no tiene luz propia, pero si tiene su belleza propia, aquella luna y rayo de luz que se refleja en cada noche oscura y desierta, lo primero que vez en el cielo es esa bella y hermosa luna que te cubre con sus mantos cálidos y finos, esa luna que cubija y vela cada una de tus noches.
Y finalmente dibujo una serpiente en el lado derecho del espejo, este es el lado negativo de las cosas, porque a pesar de sentir y ver tantas cosas bellas, cada cosa tiene que tener su propio límite, y esta serpiente los representa, representa los miedos, los malos recuerdos, las inquietudes, todas esas cosas negativas que puede tener una persona.
La niña recordó porque dibujo esa serpiente, porque aquella tarde que se escapo al bosque en el lugar donde dibujo aquel espejo en su cuaderno, vivió una de las peores experiencias de su vida, en aquel segundo donde perdió su inocencia, su intimidad, su propio espacio, a sus cinco años descubrió algo que tendría que haber descubierto cuando fuera una mujer adulta y no una niña, se sintió triste, se sintió desorientada, con un sentimiento de odio en toda su pequeña mente, en todo su interior, todo se mezclaba en ese recuerdo, todo recaía en el. Pero era tan niña para entenderlo que su mente quiso escapar y crear un sitio donde nadie pudiera hacerle daño, donde nadie pudiera encontrarla, donde no existieran esos pensamientos y esas emociones. Una parte de su mente se nublo al entender eso, luego comprendió porque se encontraba ahí, comprendió porque había creado ese mundo, el mundo de los sueños tal como le dijo la oruga, era ilógico pensar como una oruga podía ser sus pensamientos. Se sentía tan desorbitada, pero al mismo tiempo el aliento comenzó a regresar a su cuerpo.
Abrió sus ojos y regreso a la realidad, estaba en su habitación, pero su cuerpo no era el de una niña de cinco años, era más adulta, su cuerpo era el de una niña de dieciocho años, si era ella, la misma chica de cabellos rubios y ojos azules como el mar, se sentía tan diferente, se sentía realmente un poco más madura, pero en su interior se sentía triste, su mirada reflejaba la tristeza y un dolor muy profundo, como si una estaca se hubiese clavado en su corazón, como si la hubiesen traicionado, sentía tristeza y mucha pena, se recostó en su cama, una depresión intensamente recorría su cuerpo entero, una depresión mataba día a día su interior, se sentía sola, completamente desolada, el nombre y los recuerdos de un chico reinaban en su mente, si él, el chico que le rompió el corazón, el chico que se metió con otra cuando estaba con ella, ese chico al cual ella ahora detestaba e intentaba olvidar por todos los medios posibles. De pronto algo paso en ella, no supo que fue ni como, ni cuando, despertó, abrió sus ojos y se encontraba ahí, en el mismo lugar, recostada entre las verdes hierbas bajo la lluvia, sus ojos azules como el mar se habían llenado de lagrimas, comenzó a derramarlas
- No llores
- ¿Por qué me está sucediendo todo esto?
- Porque son cosas que ya pasaron
- No comprendo –dijo la niña- ¿Cómo es eso?
- Solo son recuerdos de tu memoria –dijo la oruga- lo que recuerdas tu, también lo he visto yo –dijo la oruga- ¿Recordaste porque dibujaste aquellos detalles en el espejo?
- Si –asintió la niña- al igual como recordé que deje de tener cinco años hace trece años –dijo la niña- tengo dieciocho
- No –negó la oruga- aun no has recordado todo –dijo la oruga- aun te faltan años
- ¿Qué edad tengo?
- Respira profundo –dijo la oruga- tu puedes recordarlo todo
- No quiero –dijo la niña llorando- no quiero recordar nada mas
- Es por esa razón que este mundo está muerto –dijo con tristeza- porque tu perdiste la confianza en ti y olvidaste todo
- Pero ¿Por qué?
- Porque tú eres más de lo que eres ahora
- Pero yo no puedo –dijo la niña- no sé cuál es mi nombre
- Vamos, si lo sabes –dijo la oruga- está en ti
- Yo… -balbuceo la niña durante unos segundos- ya lo recuerdo, mi nombre es Marina –dijo- como las aguas marinas del océano que suben y bajan
- Muy bien –dijo la oruga- ¿Qué edad tienes?
- No lo recuerdo aun –dijo con tristeza- pero yo sé que puedo recordarlo.

Marina se sentó en las verdes hierbas nuevamente junto a la oruga, la lluvia había cesado, se sintió un poco mejor, volvió a introducirse en lo profundo de su mente, se quedo completamente perpleja, se quedo en silencio, su corazón volvía a latir muy fuerte y rápidamente, su cabeza se llenaba de imágenes, era una chica mayor de dieciocho años, recordó todo lo que había vivido hasta ahora, su edad era veintidós años, era una chica de largos cabellos rubios y ojos azules como el color del mar, su nombre era Marina, amaba el mar y el olor a sal, recordó porque se había marchado de aquel mundo, su mente era de una chica de veintidós años, pero ella no deseaba crecer, quería mantener la apariencia de una niña de cinco años, la misma edad que tenía cuando ella diseño ese mundo, la edad que tenía cuando aquel recuerdo quedo marcado en su mente, impregnado en su memoria, se sentía tan diferente ahora.
Se había marchado cuando sus miedos de su segunda relación la atacaron, cuando ella no deseaba pasar al siguiente paso en una relación, porque no se sentía preparada, porque aquel recuerdo, aquel fantasma de su pasado la perseguía, esas habían sido las sombras que habían cubierto su mundo de tristeza y soledad, esa era la razón por la cual ella se había evaporado como la niebla, se había marchado para no manchar aquel mundo lleno de inocencia con algo tan maduro, porque en su interior ella quería seguir siendo una niña pequeña, tenía miedo y lo sabía, tenia inseguridades y estaba segura de que todo eso había destruido su mundo de sueños.
Había perdido la confianza en sí misma y en las personas, no confiaba en nadie, sintió la soledad absoluta, olvido quien era y olvido todo lo que había vivido desde aquel momento en adelante, sin saber nada más se introdujo en un estado de vaguedad, donde nada tenía peso, donde nada contenía un significado fijo.
Así se mantuvo mucho tiempo, pero un día despertó de aquel sueño, una persona la hizo salir de aquellos cristales de hielo que se introducían en su cuerpo, hizo que viera todo desde una perspectiva diferente y recuperando sus energías se le dibujo una leve sonrisa en el rostro, recordó lo que era divertirse y que no se necesitaba de una persona específica para que tu propio mundo girara, despertó de aquel sueño y comenzó a reaccionar, pero en su interior seguía con la pequeña tranca dentro de su mente, pero esta persona hizo que ella llegara a un punto en donde muchas cosas se esfumaran, entre ellas comenzó a romper el hielo de aquel segundo.
Una intimidad perfecta, quizás no intimidad, pero si a través de un recuerdo lleno de emociones y pasiones ocultas pudo alejar un poco aquel fantasma que permanecía dentro de su cabeza, pudo ahuyentar una parte de su pasado y descubrir aquel placer de vivir un sentimiento y un momento especial con alguien, un momento que se marcaria por el resto de su vida y existencia.
Marina abrió sus ojos y recordó todo, cada tacto, cada perfección de esa persona, esa persona había marcado un momento especial en ella, descubrió de un solo gusto se puede hacer aflorar algo más importante que solo un recuerdo, abrió sus ojos y se encontró en el mismo lugar, con un sol resplandeciente en todo el lugar, como la primera vez que ella había estado ahí, cuando no existían los miedos, las sombras y la oscuridad comenzaban a desvanecerse y todo comenzaba a regresar a como era antes, Marina se levanto del suelo y tomo a la pequeña oruga amarilla de ojos negros pero relucientes entre sus manos, la miro fijamente con mucha determinación, se quedaron cada una en la mirada de la otra por mucho tiempo en silencio, a lo lejos se escuchaban las cuerdas de la melodía del violín, esa melodía que tanto amaba, era aquel violín que se encontraba tallado en el respaldo superior de su cama, de pronto miro y vio una serpiente quemarse entre las llamas del fuego, lo comprendió, la serpiente se quemo en el instante que desaparecieron sus miedos, miro el cielo y vio un radiante sol con una luna bella y hermosa incrustada en su interior y es por esa razón que ese sitio era tan especial, por eso todo se veía más azul y verde, las calles habían desaparecido, pues ya no había ruinas, se fijo en las flores y vio un hada posada entre ellas, es el hada que representaba la magia que regia y pertenecía a ese mundo para que todo se mantuviera con vida. Se sintió feliz y por primera vez se le dibujo una sonrisa con naturalidad en el rostros, se dirigió nuevamente a sus manos donde se encontraba la oruga.


- Entonces has recuperado la memoria
- Si –asintió Marina- yo tengo veintidós años
- Espero no vuelvas a desaparecer –dijo la oruga con mucha felicidad- este sitio te necesita tanto como tú lo necesitas a el
- Lo sé –dijo- este es mi mundo, yo tengo el poder aquí –dijo con mucha energía- pero aun tengo ese deseo de volar igual que tu, puedo sentirlo
- Solo es un deseo –dijo la oruga bajando la mirada- solo un deseo
- Tu puedes ser quien desees ser –dijo Marina- tu eres una mariposa con bellas alas y tienes las fuerzas para volar –dijo- así como yo tengo mis alas negras de ángel para volar cuando lo desee
- Pero yo soy una pequeña oruga
- Tú decides quien quieres ser –dijo- mira mis alas, ¿No son bellas?
- ¿Alas negras de ángel?
- Si –asintió Marina- soy un ángel de alas negras –dijo- mis alas estuvieron caídas mucho tiempo, pero hoy han recuperado su fuerza al igual que las tuyas
- ¿Las mías?
- Si, las tuyas –dijo Marina- acompáñame a volar
- Si –asintió la oruga al mirarse y ver que era una bella mariposa- con gusto te acompañare

Marina extendió sus alas y comenzó a volar por los azules cielos junto con la mariposa que había dejado de ser una oruga al recuperar las fuerzas y la esperanza que tenia oculta en su interior, sintió un vibreo en su cuerpo y se dio cuenta de que ella podía ser quien deseara ser, Marina sintió vivo su cuerpo y todo lo que ella era, sintió como la vida podía ser simple con pequeñas felicidades y simplezas del mundo, porque las cosas no siempre son fáciles, pero depende de uno crear esa felicidad interior y darte cuenta de que el dolor es importante para darte cuenta de que aun sigues con vida. Ambas volaron por todo el valle durante mucho tiempo, todo parecía alegre nuevamente ahora que todo estaba restaurado, finalmente se detuvieron y volvieron a tierra, Marina observo los pequeños ojos negros de la mariposa que observaba sus ojos azules como el mar.

- Me siento feliz –dijo Marina- gracias por hacerme recordar
- No –negó la mariposa- gracias a ti por haber regresado
- Sí, pero tú me ayudaste mucho –dijo Marina- pero ahora me tengo que marchar a la realidad
- No –negó la mariposa- no te vayas, no regresaras
- Volveré –afirmo- este es mi mundo, nunca más lo olvidare –dijo- aquí he vivido los momentos más hermosos, pero no puedo quedarme, debo regresar
- Eso me pone triste
- Sí, pero tú eres yo, tu y yo somos la misma persona –dijo Marina- mientras tengas sueños hermosos y fuertes jamás me iré
- Los tendré
- Recuerda –dijo- nunca te olvidare, porque tú eres yo, no volveré a olvidar quien soy
- Hasta pronto Marina –dijo la mariposa- nos volveremos a ver
- Hasta pronto Marisol –dijo Marina con una sonrisa- yo regresare aquí, puedo hacerlo a través de mi espejo siempre
- ¿Marisol? –pregunto la mariposa- ¿Por qué?
- Porque eres una bella mariposa, Marisol, porque el sol resplandece aquí más que en ningún otro sitio y mi nombre es Marina –dijo- Mar y Sol son los elementos que escogí para ti y juntos forman Marisol
- Adiós
- No –negó Marina- adiós no, hasta pronto
- Hasta pronto entonces.


Marina corrió hasta llegar al riachuelo, contemplo aquel lugar una vez más antes de irse, sonrió muy felizmente y puso sus manos a través del riachuelo tan cristalino, amaba ese olor, le traía tantos recuerdos, finalmente un abismo de cristal se abrió paso para que ella pasara, se miro, su cuerpo había dejado de ser el de una niña de cinco años, porque ella tenía veintidós años, atravesó el abismo, sintió un frio hielo recorrer su cuerpo, pero en menos de dos segundos se encontró en el interior de su habitación, ese espejo de marco dorado tallado en madera, contenía los mismos diseños que ella había diseñado cuando era una niña, pero había algo muy diferente en el, en el lado inferior del espejo ya no se encontraba una oruga, se había transformado en una mariposa, y la serpiente del lado derecho ya no era una serpiente, se había transformado en un sol pequeño, pero brillante como las llamas del cálido fuego.
Marina miro detenidamente su espejo y lo supo, había comenzado a superar sus miedos, se encontraba viviendo y cambiando por otra etapa de su vida, pero en el interior sabía que era un proceso y un procedimiento de crecer, se miro al espejo y se le dibujo una sonrisa en el rostro y susurro…

- Nos volveremos a ver mi pequeña Marisol.

La chica se miro a sí misma y dejo de sentirse extraña, ya no tenía ese tipo de sentimientos ni sensaciones, camino hasta su cama y debajo de su almohada se encontraba el mismo cuaderno en el que había comenzado a dibujar a los cinco años, lo miro detenidamente y pasando por sus dibujos, pero habían paginas arrancadas en el, recordó lo que le había dicho Marisol cuando aun era una oruga, de que ella misma había arrancado y olvidado paginas, saco una cajita debajo de su cama y saco las hojas que estaban arrancadas, pero ya no se trataban de solo dibujos, en ellas habían palabras y escritos, con una caligrafía fina y perfecta, comenzó a leerlos y se dio cuenta de que se trataba de sus aventuras en su propio mundo, luego tomo las hojas y el cuaderno, y detalladamente comenzó a transcribir cada detalle en un nuevo cuaderno.
Una vez que tubo terminado su nuevo cuaderno, lo envolvió en un papel brillante y dorado, a si misma se hizo saber que eso portaba su pasado, su presente y seguiría portando su propio futuro, lo guardo con mucha delicadeza bajo su almohada y así misma se miro y entre susurros de sus propios pensamientos se dijo a si misma…

- Marisol, estamos listas para crecer

Diciendo eso, camino hasta la puerta de su habitación, la abrió y salió de ella con una gran sonrisa en el rosto, ella mejor que nadie sabía que podía ir a su mundo a través del espejo cuando ella quisiera y que podía vivir en el mundo real, porque estaba preparada para crecer y seguir descubriendo las cosas que ambos mundos le estaban ofreciendo.



Deleyda.

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